El Coro de las Emociones

El Coro de las Emociones es un recurso educativo diseñado para desarrollar, por medio del canto en grupo, las competencias emocionales, sociales y creativas que constituyen el objetivo del programa Educación Responsable de la Fundación Botín.

Se trata de un recurso musical progresivo ideado para ser implementado desde 1º de Educación Infantil hasta 2º de Educación Secundaria Obligatoria, durante seis sesiones de trabajo por curso, que culminan en una actuación final.

El Coro de las Emociones se centra en el canto coral, entendido como una actividad atractiva, asequible y enriquecedora para todo el alumnado, con independencia de las dotes vocales o musicales de cada cual.

Es importante tener bien presente que el recurso no se fija como meta última la conquista de la excelencia coral, aunque la persiga en lo posible. El logro de un mejor resultado artístico no deberá mediatizar en exceso la tarea formativa integral que se pretende desarrollar a lo largo de las sesiones.

Sin embargo, desde un punto de vista estrictamente musical, el recurso se ajusta a los criterios de avanzadas propuestas corales de la actualidad para estas edades, tanto en las dinámicas de trabajo, en el enfoque vocal/corporal, como en la elección del repertorio, lo que permite afirmar que su puesta en práctica redundará con toda seguridad en un desarrollo general de la sensibilidad, la imaginación, el oído, la destreza vocal, el sentido del ritmo, y otras muchas habilidades y conocimientos propiamente artísticos y musicales del alumnado.

Creando nuestro Coro de las Emociones

Debemos incidir de manera directa en el desarrollo de las habilidades creativas del alumnado; A crear se aprende creando.

Es un recurso concebido para promover en el alumnado el desarrollo emocional, social y de la creatividad por medio del canto coral. Su estructura, fijada en seis sesiones más la actuación final, la planificación de cada una de dichas sesiones, el repertorio de trabajo propuesto, y demás cuestiones tratadas en los capítulos precedentes, se proponen para ayudar a los docentes a desarrollar la tarea pedagógica y musical con la máxima eficiencia, de modo que se obtenga el mayor rendimiento educativo.

Sin embargo, cualquier actividad musical, en cuanto materia expresiva y artística, lejos de acomodarse a un corsé reclama un grado suficiente de flexibilidad. Todavía más si se trata, como es el caso, de una actividad coral y en la que han de participar grupos muy diversos de un alumnado que, además, irá evolucionando y madurando con el paso de los años. Por eso animamos desde aquí a que se moldee el recurso cuanto se considere oportuno, en función de las necesidades, expectativas, potencialidades e intereses de cada grupo con el que se deba trabajar a lo largo del tiempo.

Ya se ha apuntado antes que El Coro de las Emociones anima a que se vaya cediendo a los propios alumnos, a medida que avanzan los cursos, la posibilidad de tomar decisiones en aspectos relativos al vestuario, la puesta en escena, el diseño de coreografías y la elección del repertorio. De la misma manera, invitamos a los docentes a que se planteen en algún momento la conveniencia de modificar quizá la planificación de las sesiones, de ampliar su número o bien introducir esta o aquella canción en sustitución de alguna de las propuestas por el recurso. Ambas innovaciones, la del alumnado y la del docente, por sí solas aportarán un grado considerable de variedad, frescura y creatividad al recurso a lo largo del tiempo. Pero hay que ir más lejos. Algún año, por ejemplo, sería importante plantear que la actividad girase en torno a la composición. Inventar junto con nuestros alumnos un texto y ponerle música, es decir, crear nuestra propia canción, de manera que la pieza fuese uno de los tres títulos que prepararíamos ese curso dentro de El Coro de las Emociones para la actuación final Somos Creativos.

En otra ocasión, se podrían vincular de algún modo los títulos a trabajar (por ejemplo, integrándolos mediante una narración; incluso sumando los de varios cursos diferentes), de manera que pudiéramos presentar como actuación final algo similar a un musical o a una pequeña cantata escénica, con todo lo que esto comporta en cuanto a creatividad del alumnado para la puesta en escena, el diseño del vestuario, el maquillaje, la escenografía y demás aspectos.

Una posibilidad más podría consistir en ponerse de acuerdo con algún grupo musical de nuestro entorno (un cuarteto de cuerda, un trio de viento, un grupo de pop…), y preparar de manera conjunta las canciones para ser acompañados en la actuación final por ellos. O bien montar todo el programa de determinados cursos en torno al folclore de nuestra región o comunidad, y en diálogo con el folclore de otras regiones, comunidades o países… O quizá en torno a lo visual, de manera que mientras se cantaran las canciones se fuesen proyectando imágenes, ideadas y elaboradas por el alumnado, que de algún modo guardasen relación con las mismas…

En suma, es deseable que se exploren diferentes maneras de potenciar la capacidad formativa de El Coro de las Emociones, en lo musical, socioemocional y especialmente en lo creativo, y evitar al mismo tiempo que el recurso pueda llegar a convertirse en algo previsible y rutinario para sus destinatarios, tanto alumnado como docentes, un año tras otro.



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