La inteligencia emocional, clave para el desarrollo humano

Se suele pensar que la inteligencia vinculada a la lógica y a la teoría es un indicador clave para predecir el éxito de una persona, tanto en el ámbito profesional como académico. Y aunque en parte es cierto, cada vez cobra más relevancia el papel que juega en nuestras vidas la inteligencia emocional. Este tipo de inteligencia, que popularizó el psicólogo Daniel Goleman, quien además estableció cinco pilares fundamentales (habilidades sociales, autoconocimiento emocional, autorregulación, motivación y empatía), se ha convertido en una de las capacidades más demandadas por las empresas y en una ventaja en el día a día. La habilidad para comprender y gestionar las emociones, tanto propias como ajenas, es esencial para una sociedad dinámica, que avanza cada vez más rápido.

Beneficios de aplicar la inteligencia emocional

Hacer uso de la inteligencia emocional trae consigo una serie de beneficios que resultan de gran valor para las diferentes áreas de la vida. En primer lugar, permite establecer relaciones interpersonales más sólidas y satisfactorias al fomentar la empatía y la comprensión de las emociones propias y ajenas. Esta habilidad facilita la comunicación efectiva y la resolución de conflictos a través de un pensamiento emocional que promueve una convivencia más armoniosa, tanto en el ámbito personal como profesional. Además, desarrollar la capacidad para regular las propias emociones ayuda a gestionar el estrés de manera más eficaz. Esto contribuye a reducir la ansiedad y fomentar un mayor bienestar emocional, al tiempo que fortalece la capacidad de tomar decisiones más acertadas al ser consciente de cómo éstas influyen en el pensamiento y el comportamiento, lo que conduce a una toma de decisiones más equilibrada y reflexiva.

¿Cómo desarrollar la inteligencia emocional?

Existe cierto debate sobre si la inteligencia emocional tiene una base genética o es fruto de la experiencia. Sea innata o no, en lo que no hay discusión es que este tipo de inteligencia se puede desarrollar. Así, basándose en sus pilares fundamentales, Goleman señala que, el primer paso para desarrollarla es conocerse a uno mismo. Para lograr el autoconocimiento es recomendable dedicar un momento al día a reflexionar sobre cómo se siente uno y analizar las sensaciones y las reacciones que se han tenido ante las distintas situaciones de la jornada.

La regulación emocional es la segunda clave de la inteligencia emocional, considerada como la capacidad de gestionar adecuadamente las emociones, pensamientos y comportamientos, permitiendo adaptarse de manera efectiva a diversas situaciones. Esta habilidad se nutre de todas las anteriores y, juntas, permiten a la persona regular sus emociones de manera constructiva y alcanzar un mayor bienestar emocional y social.

Una vez se logra conocer y gestionar las propias emociones, la tercera clave es saber automotivarse y lograr enfocar estas emociones al exterior. La empatía no solo nos permite comprender las emociones de quienes nos rodean, sino también responder de manera adecuada y respetuosa a sus necesidades emocionales.

En este sentido, para lograr lo que el psicoterapeuta Carl Rogers llama “inteligencia personal”, es necesaria la aceptación incondicional, es decir, una actitud de aceptación que promueva la autoexploración, el crecimiento personal y el desarrollo de una mayor autoestima en el individuo. Esto permite desarrollar la inteligencia y el crecimiento personal. Si uno es capaz de aceptarse tal y como es, será capaz de cambiar.

La importancia de la inteligencia emocional en el ámbito educativo

A pesar de que la inteligencia emocional también ha adquirido gran importancia en el ámbito educativo, tanto para alumnos como para el profesorado, los datos del Estudio Nacional sobre la Educación Emocional en los Colegios en España indican que solo el 5 % de los centros educativos españoles incluyen la educación emocional en su proyecto educativo.

Para los alumnos resulta imprescindible fomentar desde edades tempranas la capacidad de manejar y entender las emociones. Esto permitirá un mejor desarrollo académico y adquirir habilidades con las que afrontar el estrés, cultivar la resiliencia y mejorar la salud mental, teniendo una mayor capacidad para adaptarse a los constantes cambios que plantea la sociedad. Por otro lado, una correcta inteligencia emocional también es importante para el profesorado. Según el informe «El profesorado en España», el aumento del porcentaje de profesores que imparten clases con indiferencia ha crecido en los últimos 15 años hasta alcanzar el 38 %. Además, casi el 30 % de los docentes declaran sufrir estrés por la adaptación a aulas con alumnos con necesidades especiales y la relación con alumnos y familias. Es importante destacar que para un correcto funcionamiento del sistema educativo es imprescindible contar con profesores con bienestar emocional, por lo que estos datos reflejan que se debe de buscar soluciones para mantener al equipo docente en plenas condiciones.

Conscientes de ello, este año, con el objetivo de seguir potenciando el talento y la creatividad de niños y jóvenes,la Fundación Botín ha abierto una nueva convocatoria de su programa Educación Responsable para instituciones educativas de Madrid y Cantabria. Treinta nuevos centros se sumarán así, durante el curso 2024/25, a los cerca de 800 que ya han implantado esta iniciativa educativa pionera, y que hacen de este programa la mayor red internacional de educación emocional en el mundo. Y ya son más de 300 centros graduados los que se han convertido en referentes y ven, en este programa, un apoyo único: el 95,7% de los coordinadores que lideran el programa Educación Responsable en sus centros educativos aprecia beneficios en las competencias socioemocionales del alumnado. Además, según la evaluación psicológica, el autoconocimiento emocional del alumnado mejora un 8%, la creatividad un 15%, el retraimiento disminuye un 19,8% y la agresividad hasta un 23%.

Esta es la decimotercera edición en Cantabria y la duodécima en Madrid de este programa que cuenta ya con más de medio millar de colegios en las regiones españolas de Cantabria, Madrid, La Rioja, Navarra, Galicia, Murcia, Castilla y León, Aragón, la Comunidad Valenciana y Cataluña, además de Uruguay, Chile, México, Perú, Honduras, Nicaragua, Guatemala y el Salvador en América Latina, una diversidad que da buena muestra del valor diferencial del proyecto.



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