ITINERARIOS XXIII

La sala de exposiciones de la Fundación Botín en Santander acoge, del 18 de febrero al 16 de abril de 2017, la muestra Itinerarios XXIII, un recorrido por el arte más reciente que ofrece una perspectiva única de una nueva generación de artistas, cuyo trabajo es reflejo de las tendencias predominantes en la creación artística contemporánea.

La exposición muestra el resultado del proceso de trabajo de ocho creadores: Adriá Juliá, Aleix Plademunt, Katinka Bock, Letícia Ramos, Levi Orta, Oriol Vilanova, Pedro Neves Marques y Regina de Miguel. Sus obras, realizadas en diversos medios -esencialmente imágenes fijas y en movimiento-, muestran sus análisis y reflexiones ante las preocupaciones de nuestro tiempo.

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La edición de 2017 de Itinerarios -vigésimo tercera desde su creación en 1994- expone proyectos de ocho artistas que trabajan con medios de nuestro tiempo, esencialmente con imágenes fijas y en movimiento.

Como siempre, la selección de los creadores participantes estuvo a cargo de un jurado compuesto de artistas y otros profesionales del mundo del arte, que buscan tanto la excelencia individual como divulgar algunas de las tendencias predominantes en la creación artística contemporánea. En ese sentido, aunque en ningún caso estamos ante una colectiva de carácter temático, Itinerarios sí ofrece una perspectiva interesante del trabajo de una nueva generación de artistas y de lo que centra su pensamiento y su práctica. Y si las escuelas o las corrientes establecidas parecen haber desaparecido y las referencias culturales tienden a ser cada vez más abundantes y diversas, sí apreciamos la recurrencia de ciertas preocupaciones. También de metodologías.

Procedentes de Alemania, Brasil, Cuba, España y Portugal, los artistas comparten un tipo de práctica caracterizado por la investigación y la documentación de ese proceso. Exploran el dominio que habitamos, como haría el científico con sus experimentos o el arqueólogo al excavar un yacimiento. Recolectan huellas y pruebas, mostrando luego el resultado de sus procesos como un tipo de evidencia. Muchos de esos creadores están también interesados en contextualizar sus trabajos con dispositivos construidos al efecto o tecnologías que han dejado de ser habituales y mainstream, algo que quizás les capacite para disociar sus imágenes del flujo imparable al que hoy todos estamos sometidos, promoviendo así forma de observarlas.

En efecto, de algún modo la tecnología ha homogeneizado la producción y distribución de las imágenes: no importa del tipo que sean, las imágenes se capturan con los mismos equipos, las procesan los mismos ordenadores y se muestran en las mismas pantallas. Además, el advenimiento de la tecnología digital ha cambiado profundamente la calidad de las imágenes y, a menudo, la alta definición hace difícil distinguir una fotografía -de la que se asume que es representación genuina de la realidad- de una imagen generada por ordenador más asimilable a los entornos 3D creados mediante interfaces inmersivas de todo tipo.

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